La bajada del IPC de enero en un 1,3%, una tasa interanual del 0,2%, la bajada del Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) en tasa mensual del un 1,8% y el mantenimiento de la inflación subyacente en el 0,2% igualando al IPC general, nos sitúa en un escenario peligroso, próximo a la deflación. Un escenario que contemplan numerosos analistas y el propio BCE.
Con estos datos se evidencia el estancamiento de la demanda interna, esto es, la falta de impulso interno de la economía española. Un dato esclarecedor de este diagnóstico de la USO es la igualación de IPC e inflación subyacente.
Para la USO, estos datos, suponen una evidencia más de que la economía, pese a la mejora de algunos indicadores, está en estado “comatoso”. La recuperación, la real que supondría una mejora de la calidad de vida de las mayorías sociales, está aún muy lejos. No en vano, el propio ministerio de Economía, ve con preocupación la desaceleración experimentada en el consumo de electricidad, de gasolina, de gasóleo, la actividad industrial o la compraventa de viviendas que han empeorado en los últimos meses.
La USO sigue manteniendo su apuesta por un cambio de política económica que se fije más en el estímulo de la demanda interna, en que el crédito llegue a las empresas, autónomos y particulares y no esté tan centrada en las cifras macro que obsesionan a la ortodoxia liberal que impera en Bruselas.
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